lunes, 27 de marzo de 2017

CAMBIO DE DIRECCIÓN


Cambio de dirección



La conversión es un “cambio de dirección” en nuestra vida. Supone ir puliendo, día a día, los errores, los malos hábitos, las transgresiones que nos alejan de la felicidad que Dios pensó para nosotros. Volvemos así a lo más puro de nuestra identidad cristiana: a nuestra condición de hijos de Dios y hermanos de los hombres.

A primera vista la palabra “conversión” resulta antipática. Sin embargo, a nadie que va por una ruta equivocada puede resultarle antipático que alguien le advierta su equivocación. Puede resultar molesto, fastidioso tener que dar vuelta atrás, desandar el camino para tomar el camino correcto. Pero sin duda es lo más ventajoso que nos puede suceder, porque seguir por el camino equivocado sería desviarse, más y más, de la ansiada meta. (AC).

La conversión es un cambio de mentalidad para dar a cada cosa la importancia relativa que tiene, y poner a Dios en primer lugar. Es un giro del alma que desea encontrar al Señor. Es un impulso del Espíritu a dejar un itinerario equivocado o inferior y seguir un camino mejor y más feliz: el de Jesús. Él te invita a convertirte.


* Enviado por el P. Natalio

EL CIEGO DE NACIMIENTO


El ciego de nacimiento



La curación del ciego de nacimiento nos toca de cerca, porque en cierto sentido todos somos... ciegos de nacimiento. El mundo mismo nació ciego. Según lo que nos dice hoy la ciencia, durante millones de años ha habido vida sobre la tierra, pero era una vida en estado ciego, no existía aún el ojo para ver, no existía la vista misma. El ojo, en su complejidad y perfección, es una de las funciones que se forman más lentamente. Esta situación se reproduce en parte en la vida de cada hombre. El niño nace, si bien no propiamente ciego, al menos incapaz todavía de distinguir el perfil de las cosas. Sólo después de semanas empieza a enfocarlas. Si el niño pudiera expresar lo que experimenta cuando empieza a ver claramente el rostro de su mamá, de las personas, de las cosas, los colores… ¡Cuántos "oh" de maravilla se oirían! ¡Qué himno a la luz y a la vista! Ver es un milagro, sólo que no le prestamos atención porque estamos acostumbrados y lo damos por descontado. He aquí entonces que Dios a veces actúa de forma repentina, extraordinaria, a fin de sacudirnos de nuestro sopor y hacernos atentos. Es lo que hizo en la curación del ciego de nacimiento y de otros ciegos en el Evangelio.

¿Pero es sólo para esto que Jesús curó al ciego de nacimiento? En otro sentido hemos nacido ciegos. Hay otros ojos que deben aún abrirse al mundo, además de los físicos: ¡Los ojos de la fe! Permiten vislumbrar otro mundo más allá del que vemos con los ojos del cuerpo: el mundo de Dios, de la vida eterna, el mundo del Evangelio, el mundo que no termina ni siquiera... con el fin del mundo.

Es lo que quiso recordarnos Jesús con la curación del ciego de nacimiento. Ante todo, Él envía al joven ciego a la piscina de Siloé. Con ello Jesús quería significar que estos ojos diferentes, los de la fe, empiezan a abrirse en el bautismo, cuando recibimos precisamente el don de la fe. Por eso en la antigüedad el bautismo se llamaba también «iluminación» y estar bautizados se decía «haber sido iluminados».

En nuestro caso no se trata de creer genéricamente en Dios, sino de creer en Cristo. El episodio sirve al evangelista para mostrarnos cómo se llega a una fe plena y madura en el Hijo de Dios. La recuperación de la vista para el ciego tiene lugar, de hecho, al mismo tiempo que su descubrimiento de quién es Jesús. Al principio, para el ciego, Jesús no es más que un hombre: «Ese hombre que se llama Jesús, hizo barro...». Más tarde, a la pregunta: «¿Y tú qué dices de él, ya que te ha abierto los ojos?», responde: «Que es un profeta». Ha dado un paso adelante; ha entendido que Jesús es un enviado de Dios, que habla y actúa en nombre de Él. Finalmente, encontrando de nuevo a Jesús, le grita: «¡Creo, Señor!», y se postra ante Él para adorarle, reconociéndole así abiertamente como su Señor y su Dios.

Al describirnos con tanto detalle todo esto, es como si el evangelista Juan nos invitara muy discretamente a plantearnos la cuestión: «Y yo, ¿en qué punto estoy de este camino? ¿Quién es Jesús de Nazaret para mí?». Que Jesús sea un hombre nadie lo niega. Que sea un profeta, un enviado de Dios, también se admite casi universalmente. Muchos se detienen aquí. Pero no es suficiente. Un musulmán, si es coherente con lo que haya escrito en el Corán, reconoce igualmente que Jesús es un profeta. Pero no por esto se considera un cristiano. El salto mediante el cual se pasa a ser cristianos en sentido propio es cuando se proclama, como el ciego de nacimiento, Jesús «Señor» y se le adora como Dios. La fe cristiana no es primariamente creer algo (que Dios existe, que hay un más allá...), sino creer en alguien. Jesús en el Evangelio no nos da una lista de cosas para creer; dice: «Creed en Dios; creed también en mí» (Jn 14,1). Para los cristianos creer es creer en Jesucristo.


* P. Raniero Cantalamessa

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 27 DE MARZO DEL 2017


Los milagros suscitan o refuerza la fe en Jesús
San Juan 4, 43-54. IV Lunes de Cuaresma



Por: H. Adrián Olvera, LC | Fuente: miss 





En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Vivir sabiendo que Tú estás conmigo… vivir sabiendo que no te irás… vivir sabiendo que en Ti está mi refugio… vivir contigo, eso es vivir.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 4, 43-54
En aquel tiempo, Jesús salió de Samaria y se fue a Galilea. Jesús mismo había declarado que a ningún profeta se le honra en su propia patria. Cuando llegó, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que él había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían estado allí.
Volvió entonces a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, que tenía un hijo enfermo en Cafarnaúm. Al oír éste que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue a verlo y le rogó que fuera a curar a su hijo, que se estaba muriendo. Jesús le dijo: “Si no ven ustedes signos y prodigios, no creen”. Pero el funcionario del rey insistió: “Señor, ven antes de que mi muchachito muera”. Jesús le contestó: “Vete, tu hijo ya está a sano”.
Aquel hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Cuando iba llegando, sus criados le salieron al encuentro para decirle que su hijo ya estaba sano. Él les pregunto a qué hora había empezado la mejoría. Le contestaron: “Ayer, a la una de la tarde, se le quitó la fiebre”. El padre reconoció que a esa misma hora Jesús le había dicho: Tu hijo ya está sano”, y creyó con todos los de su casa.
Este fue el segundo signo que hizo Jesús al volver de Judea a Galilea.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Jesús sabe que necesitamos ver… que necesitamos tocar… necesitamos sentir para, así, aceptar muchas cosas que suceden en nuestra vida. Sabe que necesitamos de su amor, de su presencia y muchas veces nos lo hace experimentar sensiblemente.
Jesús hacía milagros, no para demostrar su poder, sino al contrario… Él era consciente de nuestra necesidad. Lo hacía y lo sigue haciendo para que creamos; para que alcemos la mirada y descubramos el verdadero lugar en el que nuestro corazón necesita descansar.
Sin embargo, llega un momento en donde no vemos; donde ya no pasa nada… todo sigue igual… y, a veces, parece empeorar. Parece que Jesús se va… lo buscamos en donde sabemos que está pero no lo encontramos… ¿Por qué, Señor?...
A veces no basta ver, sentir o tocar para creer pues muchas veces se olvida. Se olvida el primer momento…se olvida la primera mirada, el primer lugar, se olvida lo primero…lo esencial.
Así es el amor… parece irse cuando no se siente, cuando no se ve, cuando no se toca. Si supiera Señor que es ahí cuando se incrementa… cuando se purifica…cuando se hace más real. Es así como me enseñas a amar. Tu silencio es también signo de tu amor… aunque a veces, confieso, me es difícil aceptar.
No me permitas olvidar la primera mirada, el primer lugar… no me permitas olvidar lo esencial. Dame la gracia de saber que siempre estás conmigo y que aunque no te vea, no te sienta… ahí siempre estás.
¡Tantos cristianos parados! Tenemos tantos detrás que tienen una esperanza débil. Sí creen que existe el Cielo y que todo irá bien. Está bien que lo crean, ¡pero no lo buscan! Cumplen los mandamientos, los preceptos: todo, todo… Pero están parados. El Señor no puede hacer de ellos levadura en su pueblo, porque no caminan. Y esto es un problema: los parados. Después hay otros entre ellos y nosotros, que se equivocan de camino: todos nosotros algunas veces nos hemos equivocado de camino, esto lo sabemos. El problema no es equivocarse de camino; el problema es no regresar cuando uno se da cuenta de haberse equivocado”. El modelo de quien cree y sigue lo que la fe le indica es el funcionario del rey descrito en el Evangelio, que pide a Jesús la curación de un hijo enfermo y no duda un instante en ponerse en camino hacia casa cuando el Maestro le asegura que la ha obtenido.

(Homilía de S.S. Francisco, 31 de marzo de 2014, en santa Marta).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Dedicar un momento al final de la jornada para reflexionar en los signos del amor de Dios a lo largo del día y hacer una oración especial de agradecimiento..
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.


LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 27 DE MARZO


Los cinco minutos de María
Marzo 27




Ninguna realidad puede causar en nosotros una alegría tan sentida y tan duradera como la de sabernos hijos de Dios e hijos de María. Saber que no somos huérfanos, sino que en el cielo tenemos un Padre, que es Dios, y una Madre, que es María.

El recuerdo de la madre siempre es tranquilizador y sedante; pero cuando esa madre es María, la paz inunda nuestra alma, la sonrisa aflora a nuestros labios, la alegría penetra en nuestra vida.

Piensa, pues, con frecuencia en María, hazla presente en todos los momentos de tu vida, invócala sobre todo en los tramos más difíciles y comprometidos; acude a ella en las tentaciones. Si vas con ella, no te desviarás.

Madre de Dios, ¡salve! Nadie podrá saludarte nunca de un modo más estupendo que como lo hizo un día el arcángel: “Salve, María, llena de gracia”


* P. Alfonso Milagro

FELIZ SEMANA!!

domingo, 26 de marzo de 2017

CÓMO CRECER EN AMISTAD CON JESÚS? PAPA FRANCISCO PROPONE 3 CLAVES


¿Cómo crecer en amistad con Jesús? El Papa propone 3 claves y un hilo conductor
Por Walter Sánchez Silva



MILÁN, 25 Mar. 17 / 01:30 pm (ACI).- En medio de un gran ambiente de fiesta en el encuentro que sostuvo con unos 45 mil confirmandos, que estaban acompañados por sus padres, padrinos y catequistas, el Papa Francisco propuso este sábado en Milán tres claves para crecer en la amistad con Jesús, que están unidas por un hilo conductor que es la oración.

Las claves que propuso el Papa son las siguientes:


1.- Los abuelos
El Papa insistió una vez más en la necesidad de contar en la vida cotidiana con los abuelos, pues a pesar de que “son viejos” o “no saben usar la computadora ni el celular”, sí pueden ayudar a crecer en la amistad con Jesús.

“Los abuelos me han hablado normalmente de las cosas de la vida. Un abuelo me ha enseñado como con trabajo Jesús aprendió un oficio. Cuando yo veía a un abuelo, pensaba en Jesús. El otro abuelo me decía que nunca fuera a dormir sin decir una palabra a Jesús”.

“La abuela me enseñó a rezar, también mamá, también la otra abuela”, continuó el Santo Padre. “Los abuelos tienen la sabiduría de la vida. Con esa sabiduría nos enseñan a ir más cerca de Jesús. Un consejo, hablen con los abuelos, háganles todas las preguntas que quieren. Escúchenlos, hablen con ellos. Es importante en este tiempo hacerlo, ¿han entendido?

2.- Jugar con los amigos
“Me ayudó mucho jugar con los amigos porque jugar es bueno, jugar es sentir la alegría del juego con los amigos, sin insultarnos. Pensar que así jugaba Jesús. Les pregunto, ¿Jesús jugaba o no? Pero era Dios, ¿Dios podía jugar? Sí, Jesús jugaba”.

Francisco resaltó que “a nosotros nos hace bien jugar con los amigos porque cuando el juego es limpio se aprende a respetar a los otros, se aprende a hacer el equipo, a trabajar todos juntos y esto nos une a Jesús”.

3.- La parroquia
“Una tercera cosa que me ayudó fue la parroquia, ir al oratorio. Esto es importante. ¿A ustedes les gusta ir a la parroquia? ¿Les gustar ir a misa?”, cuestionó el Papa, a lo que los muchachos respondieron algunos “sí” y otros “no”.

“Estas tres cosas les harán crecer en la amistad con Jesús: hablar con los abuelos, jugar con los amigos e ir a la parroquia, porque con estas tres cosas tú rezarás más”.

Y la oración, concluyó el Santo Padre, “es el hilo que une las tres cosas”.

JESÚS ESTÁ CONMIGO, DIOS ESTÁ CONMIGO


Jesús está conmigo, Dios está conmigo
Reflexionar si nuestro corazón está realmente puesto en Dios o en nuestros criterios humanos.


Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net 




Cuando Jesús habla de los contrastes tan profundos que hay entre el modo de entender la fe por parte de sus contemporáneos, y la fe que Él les está proponiendo, no lo hace simplemente para que nosotros digamos: ¿Cómo es posible que esta gente teniendo tan claro no entendiesen nada? Jesús viene a fomentar en todos nosotros un dinamismo interior que nos permita cambiar de comportamiento y hacer que nuestro corazón se dirija hacia Dios nuestro Señor con plenitud, con vitalidad, sin juegos intermedios, sin andar mercadeando con Él.

La mentalidad de los fariseos, que también puede ser la nuestra, se expresa así: “Yo soy el pueblo elegido, por lo tanto yo tengo unos privilegios que recibir y que respetar”. Sin embargo, Jesús dice: “No; el único dinamismo que va a permitir encontrarse con la salvación no es el de un privilegio, sino el de nuestro corazón totalmente abierto a Dios”. Éste es el dinamismo interior de transformarme: orientándome hacia Dios nuestro Señor, según sus planes, según sus designios.

Esto tiene que hacer surgir en mi interior, no el dinamismo del privilegio, sino el dinamismo de humildad; no el dinamismo de engreimiento personal, sino el dinamismo de ser capaz de aceptar a Dios como Él quiere.

Una conversión que acepte el camino por el cual Dios nuestro Señor va llevando mi vida. No es un camino a través del cual yo manipule a Dios, sino un camino a través del cual Dios es el que me marca a mí el ritmo.
Lo que Jesús nos viene a decir es que revisemos a ver si nuestro corazón está realmente puesto en Dios o está puesto en nuestros criterios humanos, a ver si nosotros hemos sido capaces de ir cambiando el corazón o todavía tenemos muchas estructuras en las cuales nosotros encajonamos el actuar de Dios nuestro Señor.

Más aún, podría ser que cuando Dios no actúa según lo que nuestra inteligencia piensa que debe ser el modo de actuar, igual que los contemporáneos de Jesús, que “se llenan de ira, y levantándose lo sacan de la ciudad”, o cuando nuestro corazón no convertido encuentra que el Señor le mueve la jugada, podríamos enojarnos, porque tenemos un nombramiento, porque nosotros tenemos ante el Señor una serie de puntos que el Él tiene que respetar. Si pretendemos que se hagan las cosas sólo como yo digo, como yo quiero, ¿acaso no estamos haciendo que el Señor se aleje de nosotros?

Cuando nosotros queremos manejar, encajonar o mover a Dios, cuando no convertimos nuestro corazón hacia Él, poniendo por nuestra parte una gran docilidad hacia sus enseñanzas para que sea Él el que nos va llevando como Maestro interior, ¿por qué nos extraña que el Señor se quiera marchar? Él no va a aceptar que lo encajonen. Puede ser que nos quede una especie de cáscara religiosa, unos ritos, unas formas de ser, pero por dentro quizá esto nos deje vacíos, por dentro quizá no tenemos la sustancia que realmente nos hace decir: “Jesús está conmigo, Dios está conmigo.”

¿Realmente estoy sediento de este Dios que es capaz de llenar mi corazón? O quizá, tristemente, yo ando jugando con Dios; quizá, tristemente, yo me he fabricado un dios superficial que, por lo tanto, es simplemente un dios de corteza, un dios vacío y no es un dios que llena. Es un dios que cuando lo quiero yo tener en mis manos, me doy cuenta de que no me deja nada.

Debemos convertir nuestro corazón a Dios, amoldando plenamente nuestro interior al modo en el cual Él nos quiere llevar en nuestra vida. Y también tenemos que darnos cuenta de que las circunstancias a través de las cuales Dios nuestro Señor va moviendo las fichas de nuestra vida, no son negociables. Nuestra tarea es entender cómo llega Dios a nuestra existencia, no cómo me hubiera gustado a mí que llegase.

Si nuestra vida no es capaz de leer, en todo lo que es el cotidiano existir, lo que Señor nos va enseñando; si nuestra vida se empeña en encajonar a Dios, y si no es capaz de romper en su interior con esa corteza de un dios hecho a mi imagen y semejanza, «un dios de juguete», Dios va a seguir escapándose, Dios va a continuar yéndose de mi existencia.

Muchas veces nos preguntamos: ¿Por qué no tengo progreso espiritual? Sin embargo, ¡qué progreso puede venir, qué alimento puede tener un alma que en su interior tiene un dios de corteza!

Insistamos en que nuestro corazón se convierta a Dios. Pero para esto es necesario tener que ser un corazón que se deja llevar plenamente por el Señor, un corazón que es capaz de abrirse al modo en el cual Dios le va enseñando, un corazón que es capaz de leer las circunstancias de su vida para poder ver por dónde le quiere llevar el Señor.

Dios no nos garantiza triunfos, no nos garantiza quitar las dificultades de la vida; los problemas de la existencia van a seguir uno detrás de otro. Lo que Dios me garantiza es que en los problemas yo tenga un sentido trascendente.

Que el Señor se convierta en mi guía, que Él sea quien me marque el camino. Es Dios quien manda, es Dios quien señala, es Dios quien ilumina. Recordemos que cuando nosotros nos empeñamos una y otra vez en nuestros criterios, Él se va a alejar de mí, porque habré perdido la dimensión de quién es Él, y de quién soy yo.

Que esta Cuaresma nos ayude a recuperar esta dimensión, por la cual es Dios el que marca, y yo el que leo su luz; es Dios quien guía en lo concreto de mi existencia, y soy yo quien crece espiritualmente dejándome llevar por Él.

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 26 DE MARZO 2017


PARA EXCLUIDOS

Es ciego de nacimiento. Ni él ni sus padres tienen culpa alguna, pero su destino quedará marcado para siempre. La gente lo mira como un pecador castigado por Dios. Los discípulos de Jesús le preguntan si el pecado es del ciego o de sus padres.

Jesús lo mira de manera diferente. Desde que lo ha visto solo piensa en rescatarlo de aquella vida de mendigo, despreciado por todos como pecador. Él se siente llamado por Dios a defender, acoger y curar precisamente a los que viven excluidos y humillados.

Después de una curación trabajosa en la que también él ha tenido que colaborar con Jesús, el ciego descubre por vez primera la luz. El encuentro con Jesús ha cambiado su vida. Por fin podrá disfrutar de una vida digna, sin temor a avergonzarse ante nadie.

Se equivoca. Los dirigentes religiosos se sienten obligados a controlar la pureza de la religión. Ellos saben quién no es pecador y quién está en pecado. Ellos decidirán si puede ser aceptado en la comunidad religiosa. Por eso lo expulsan.

El mendigo curado confiesa abiertamente que ha sido Jesús quien se le ha acercado y le ha curado, pero los fariseos lo rechazan irritados: «Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador». El hombre insiste en defender a Jesús: es un profeta, viene de Dios. Los fariseos no lo pueden aguantar: «¿Es que también pretendes darnos lecciones a nosotros, tú que estás envuelto en pecado desde que naciste?».

El evangelista dice que, «cuando Jesús oyó que lo habían expulsado, fue a encontrarse con él». El diálogo es breve. Cuando Jesús le pregunta si cree en el Mesías, el expulsado dice: «¿Y quién es, Señor, para que pueda creer en él?». Jesús le responde conmovido: «No está lejos de ti. Ya lo has visto. Es el que está hablando contigo». El mendigo le dice: «Creo, Señor».

Así es Jesús. Él viene siempre al encuentro de aquellos que no son acogidos oficialmente por la religión. No abandona a quienes lo buscan y lo aman, aunque sean excluidos de las comunidades e instituciones religiosas. Los que no tienen sitio en nuestras iglesias tienen un lugar privilegiado en su corazón.

¿Quién llevará hoy este mensaje de Jesús hasta esos colectivos que, en cualquier momento, escuchan condenas públicas injustas de dirigentes religiosos ciegos; que se acercan a las celebraciones cristianas con temor a ser reconocidos; que no pueden comulgar con paz en nuestras eucaristías; que se ven obligados a vivir su fe en Jesús en el silencio de su corazón, casi de manera secreta y clandestina?

Amigos y amigas desconocidos, no lo olvidéis: cuando los cristianos os rechazamos, Jesús os está acogiendo.

Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Jn 9, 1-41

LECTURAS BÍBLICAS Y EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 26 DE MARZO 2017


IV Domingo de Cuaresma – Ciclo A
Domingo 26 de Marzo de 2017




Primera lectura
Lectura del primer libro de Samuel (16,1b.6-7.10-13a):

En aquellos días, el Señor dijo a Samuel: «Llena la cuerna de aceite y vete, por encargo mío, a Jesé, el de Belén, porque entre sus hijos me he elegido un rey.»
Cuando llegó, vio a Eliab y pensó: «Seguro, el Señor tiene delante a su ungido.»
Pero el Señor le dijo: «No te fijes en las apariencias ni en su buena estatura. Lo rechazo. Porque Dios no ve como los hombres, que ven la apariencia; el Señor ve el corazón.»
Jesé hizo pasar a siete hijos suyos ante Samuel; y Samuel le dijo: «Tampoco a éstos los ha elegido el Señor.»
Luego preguntó a Jesé: «¿Se acabaron los muchachos?»
Jesé respondió: «Queda el pequeño, que precisamente está cuidando las ovejas.»
Samuel dijo: «Manda por él, que no nos sentaremos a la mesa mientras no llegue.»
Jesé mandó a por él y lo hizo entrar: era de buen color, de hermosos ojos y buen tipo.
Entonces el Señor dijo a Samuel: «Anda, úngelo, porque es éste.»
Samuel tomó la cuerna de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. En aquel momento, invadió a David el espíritu del Señor, y estuvo con él en adelante.

Palabra de Dios    

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Salmo
Salmo Responsorial: 22,1-3a.3b-4.5.6

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar,
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.

Tu bondad y tu misericordia
me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.

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Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (5,8-14):

En otro tiempo erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Caminad como hijos de la luz –toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz–, buscando lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las tinieblas, sino más bien denunciadlas. Pues hasta da vergüenza mencionar las cosas que ellos hacen a escondidas. Pero la luz, denunciándolas, las pone al descubierto, y todo lo descubierto es luz. Por eso dice: «Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz.»

Palabra de Dios

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Lectura del Santo Evangelio según san Juan (9, 1-41):

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).»
Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: «¿No es ése el que se sentaba a pedir?»
Unos decían: «El mismo.»
Otros decían: «No es él, pero se le parece.»
Él respondía: «Soy yo.»
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.»
Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.»
Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?»
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?»
Él contestó: «Que es un profeta.»
Le replicaron: «Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?»
Y lo expulsaron.
Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?»
Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.»
Él dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.

Palabra del Señor

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 26 DE MARZO


Los cinco minutos de María
Marzo 26



Dicen que el apóstol San Juan, en su ancianidad, no hacía sino repetir a sus discípulos el precepto del Maestro: “Ámense los unos a los otros”. Podemos imaginar que la Madre de Jesús, en sus continuas conversaciones y exhortaciones, no haría sino repetir a los apóstoles y primeros discípulos la enseñanza de Jesús: el amor.
Así, procurando amarse unos a otros como Jesús los había amado, comenzaron a formar la Iglesia de Jesucristo.

Así debemos hacer también los discípulos de hoy: debemos aprender a amarnos, a hacer la Iglesia amándonos, a vivir el Evangelio amándonos. La Madre de Jesús nos sigue dictando la misma lección de amor…

Madre de los vivientes: que, para conseguir la paz, todos defendamos la vida.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ DOMINGO!!

sábado, 25 de marzo de 2017

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 25 DE MARZO


Los cinco minutos de María
Marzo 25



El Niño Jesús seguramente tropezaría y caería en tierra como cualquier chico del mundo al aprender a dar sus primeros pasos. María seguramente acudiría presurosa a levantarlo y luego lo llevaría de su mano para sostenerlo y guiarlo.

Del mismo modo, cuando María ve que sus hijos caemos en pecado, más por debilidad que por mala voluntad, también acude pronto a socorrernos.

Si quisiéramos andar por el camino del Señor, vamos tomados de la mano de María, apoyados en ella, guiados por su espíritu, alentados por su amor, animados por su mirada, sostenidos por su compañía, pacificados por su ternura.

Madre, implora el perdón para las madres que rechazaron a sus niños antes de mirarlos a los ojos.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ FIN DE SEMANA


viernes, 24 de marzo de 2017

6 COSAS QUE DEBE SABER SOBRE LA SOLEMNIDAD DE LA ANUNCIACIÓN


6 cosas que debe saber sobre la Solemnidad de la Anunciación
Por Diego López Marina
Solemnidad de la Anunciación / ACI Prensa




 (ACI).- Cada 25 de marzo celebramos la solemnidad de la Anunciación. Es decir, cuando el Arcángel Gabriel apareció ante la Virgen María para anunciar el nacimiento de Cristo. ¿Por qué es importante este día? 


1. ¿Qué significa la palabra “Anunciación”?
Se deriva de la misma raíz que la palabra "anunciar". El ángel Gabriel anuncia el nacimiento de Cristo con antelación. "Anunciación" es simplemente una manera antigua de decir "el anuncio".

Aunque este término suele aplicarse al nacimiento de Cristo, se puede utilizar también en otros casos. Por ejemplo, en su libro “La infancia de Jesús”, Benedicto XVI tiene secciones como "La anunciación del nacimiento de Juan" y "La anunciación a María" porque el nacimiento de Juan Bautista también se anunció con antelación.

2. ¿Cuándo se celebra la Anunciación y por qué a veces se cambia la fecha?
La solemnidad de la Anunciación se celebra el 25 de marzo, es decir nueve meses antes de Navidad (25 de diciembre), en representación de los nueve meses que pasó Jesús en el vientre materno.

Sin embargo, la Anunciación coincide a veces con Semana Santa, cuyos días tienen un rango litúrgico superior a esta solemnidad. Según el Misal Romano: “Cada vez que se produce esta solemnidad durante la Semana Santa, se transfiere al lunes siguiente al segundo domingo de Pascua”.

3. ¿Por qué esta historia es paralela al nacimiento de Juan Bautista?
El nacimiento de Juan el Bautista fue también anunciado con antelación. En ambas historias hay similitudes:

El ángel Gabriel hace el anuncio.

Se anuncia a una sola persona: Zacarías en el caso de Juan Bautista, y María en el caso de Jesús.

Se anuncia el nacimiento milagroso de un individuo que tiene un lugar prominente en el plan de Dios.

En ambos casos realizan una pregunta al ángel (Zacarías pregunta cómo puede saber si lo anunciado sucederá; María pregunta cómo va a suceder.

Una señal milagrosa es presentada como prueba (Zacarías se quedó mudo; a María se le informa del embarazo milagroso de Isabel, que se encuentra en su sexto mes).

Gabriel se aparta.


4. ¿Por qué la reacción de María es diferente a la de Zacarías?
A primera vista la reacción de María ante Gabriel podría parecerse a la reacción incrédula de Zacarías, pero es fundamentalmente diferente:

Zacarías preguntó cómo podía saber si lo que decía el ángel sería verdad. Su actitud era de escepticismo.

María, en cambio, se pregunta cómo se cumplirán las palabras del ángel. Su actitud es de una fe que busca comprender.


5. ¿Cómo responde el Arcángel Gabriel a la pregunta de María?
Gabriel le dice: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios”.

Aquí el ángel indica la participación de las tres Personas de la Santísima Trinidad: a través de la acción del Espíritu Santo, el Padre hace que el Hijo sea concebido en forma humana. No habrá ningún padre humano, dejando claro el hecho de que el Niño va a ser el Hijo de Dios.

Como un ejemplo más del poder de Dios, el ángel acota que Isabel, aunque anciana y aparentemente estéril, ha concebido milagrosamente un hijo y está en el sexto mes de embarazo. "Para Dios no hay nada imposible".


6. ¿Por qué el “Sí” de María es importante?
La aceptación de María de este papel es trascendental porque ella será la Madre del Hijo de Dios. A pesar de los sufrimientos, en sus diversas formas, ella se colocó por completo al servicio de la voluntad de Dios convirtiéndose en protectora del Niño que un día nacería y salvaría con amor al mundo.



Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en National Catholic Register.

LOS DONES DE DIOS


Los dones de Dios



La Cuaresma es un regalo anual de Dios, para que: hagamos un alto en el camino de la vida y verifiquemos si andamos en la dirección correcta, purifiquemos nuestra conciencia y renovemos nuestra fidelidad a la alianza bautismal. Así, con la mirada en el proyecto de felicidad y santidad que el Señor pensó para nosotros, retornemos a lo más puro de nuestra identidad cristiana: a nuestra condición de hijos de Dios y hermanos de todos los hombres.

“¡Queridos hijos! En este tiempo cuaresmal de gracia, los invito a abrir sus corazones a los dones que Dios desea darles. No se cierren: con la oración y la renuncia digan sí a Dios y él les dará en abundancia. Así como en la primavera la tierra se abre a la semilla y da el ciento por uno, así también el Padre Celestial les dará en abundancia. Hijitos, yo estoy con ustedes y los amo con amor tierno. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

¿Cuál es el camino concreto de Cuaresma? El diálogo personal con Dios mediante la oración, la lectura y meditación de la Palabra de Dios, el ayuno corporal, el control de los vicios, frivolidades y gastos superfluos, una mayor generosidad en compartir lo que tenemos, el visitar a los enfermos y a los que están solos, el socorrer a los que sufren a nuestro alrededor, etc. Estas semillas de buena voluntad el Señor te las retribuirá con abundancia.


* Enviado por el P. Natalio

JESÚS, LA MEJOR OPCIÓN EN LA VIDA


Jesús, la mejor opción en la vida
 A veces nuestras decisiones nos llevan por otros caminos.


Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net 




La Escritura habla constantemente de la presencia de Dios como el único, como el primero en el corazón del pueblo de Israel, y usa la imagen del escuchar, del oír para indicar precisamente esta relación entre Dios y su pueblo.

Cuando a Jesús le preguntan ¿cuál es el primero de todos los mandamientos?, para responder Jesús emplea las palabras de una oración que los israelitas rezan todas las mañanas: "Escucha Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor, no tendrás otro Dios delante de ti".

Dentro del camino de la Cuaresma -que es el camino de conversión del corazón-, la escucha, el llegar a oír, el ser capaces de recibir la Palabra de Dios en el corazón es un elemento fundamental que se mezcla en nuestro interior con el elemento central del juicio, que es nuestra conciencia.

El profeta Oseas decía: "Ya no tendré más ídolos en mí". Es necesario aprender a no tener más ídolos en nosotros; hacer que nuestra conciencia se vea plena y solamente iluminada por Dios nuestro Señor, que ningún otro ídolo marque el camino de nuestra conciencia. Podría ser que en nuestra vida, en ese camino de aprendizaje personal, no tomásemos como criterio de comportamiento a Dios nuestro Señor, sino como dirá el Profeta Oseas: "a las obras de nuestras manos". Y Dios dice: "No vuelvas a llamar Dios tuyo a las obras de tus manos; no vuelvas a hacer que tu Dios sean las obras de tus manos". Abre tu conciencia, abre tu corazón a ese Dios que se convierte en tu alma en el único Señor.

Sin embargo, cada vez que entramos en nosotros mismos, cada vez que tenemos que tomar decisiones de tipo moral en nuestra vida, cada vez que tenemos que ilustrar nuestra existencia, nos encontramos como «dios nuestro» a la obras de nuestras manos: a nuestro juicio y a nuestro criterio. Cuántas veces no hacemos de nuestro criterio la única luz que ilumina nuestro comportamiento, y aunque sabemos que es posible que Dios piense de una forma diferente, continuamos actuando con las obras de nuestras manos como si fueran Dios, continuamos teniendo ídolos dentro de nuestro corazón.

La Cuaresma es este camino de preparación hacia el encuentro con Jesucristo nuestro Señor resucitado, que, vencedor del pecado y de la muerte, se nos presenta como el único Señor de nuestro corazón. La preparación cuaresmal nos tiene que llevar a hacer de nuestra conciencia un campo abierto, sometido, totalmente puesto a la luz de Dios.

A veces nuestras decisiones nos llevan por otros caminos, ¿qué podemos hacer para que nuestra conciencia realmente sea y se encuentre sólo con Dios en el propio interior? Recordemos el ejemplo tan sencillo de una cultura de tipo agrícola que nos da la Escritura: "Volverán a vivir bajo mi sombra". Dios como la sombra que en los momentos de calor da serenidad, da paz, da sosiego al alma. Dios como el árbol a cuya sombra tenemos que vivir.

Tenemos que darnos cuenta de que esta ruptura interior, que se produce con todos los ídolos, con todas las obras de nuestras manos, con todos los criterios prefabricados, con todos los criterios que nosotros hemos construido para nuestra conveniencia personal, acaban chocando con el salmo: "Yo soy tu Dios, escúchame". Él es nuestro Dios, ¿escuchamos a nuestro Dios? ¿Hasta qué punto realmente somos capaces de escuchar y no simplemente de oír? ¿Hasta qué punto hacemos de la palabra de Dios algo que se acoge en nuestro corazón, algo que se recibe en nuestro corazón? Nunca olvidemos que de la escucha se pasa al amor y de la acogida se pasa a la identificación.

Éste es el camino que tenemos que llevar si queremos estar viviendo según el primero de los mandamientos y si queremos escuchar de los labios de Jesús las palabras que le dice al escriba: "No estás lejos del reino de Dios". Solamente cuando el hombre y la mujer son capaces de hacer de la palabra de Dios en su corazón la única luz, y cuando hacer la única luz se concreta a una escucha, a un amor identificado con nuestro Señor, es cuando realmente nuestra vida empieza a encontrarse próxima al reino de Dios. Mientras nosotros sigamos teniendo los ídolos de nuestras manos dentro del corazón, estaremos encontrarnos alejados del reino de Dios, aunque nosotros pensemos que estamos cerca.

En nuestra conciencia la voz de Dios tiene que ser la luz auténtica que nos acerca a su Reino. Siempre que recibamos la Eucaristía, no nos quedemos simplemente con el hermoso sentimiento de: "¡qué cerca estás de mí, Señor!". Busquemos, pidamos que la Eucaristía se convierta en nuestro corazón en la luz que va transformando, que va rompiendo, que va separando del alma los ídolos, y que va haciendo de Dios el único criterio de juicio de nuestros comportamientos.

Solamente así podremos escuchar en nuestro corazón esas palabras tan prometedoras del profeta Oseas "Seré para Israel como el rocío; mi pueblo florecerá como el lirio, hundirá profundamente sus raíces. Como el álamo y sus renuevos se propagarán; su esplendor será como el del olivo y tendrá la fragancia de los cedros del Líbano. Volverán a vivir bajo mi sombra." Que la luz de Dios nuestro Señor sea la sombra a la cual toda nuestra vida crece, en la cual toda nuestra vida se realiza en plenitud.

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 24 DE MARZO DEL 2017


Un suspiro me hablaría tanto.
San Marcos 12, 28-34. III Viernes de Cuaresma



Por: H. Iván Yoed González, L.C. | Fuente: missionkits.org 





En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
¿Por qué vengo a rezar?, ¿por qué me encuentro aquí? Las razones son tan conocidas como desconocidas –unas las conozco yo, otras sólo Tú. No conozco qué obrarás en mi alma, pero puedo estar seguro de que será algo grande. Heme aquí. Quiero estar.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Marcos 12, 28-34
En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?”.  Jesús le respondió: “El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos”.
El escriba replicó: “Muy bien, Maestro. Tienes razón, cuando dices que el Señor es único y que no hay otro fuera de él, y amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios”. Jesús, viendo que había hablado sensatamente, le dijo: “No estás lejos del Reino de Dios”. Y ya nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
"Escucha"… ¿Escuchas a Dios?, ¿dónde lo escuchas? Puedo escucharlo en mi interior. Hay una voz, puedo llamarla así, que se llama consciencia. También puedo llamarle Dios. Porque, ¿quién es el que me lleva hacia lugares altos, sino sólo el que está en lo alto? Si quiero llamarlo reflexión, llamarlo especulación o genialidad, lo cierto es que siempre en mi interior hay algo que me lleva a trascender. Ése eres Tú. Lo sepa o no. Pero, ¿lo escucho?
Señor, poco sé escuchar y, ¡cómo me deleito en acariciar mis pensamientos! Es agradable de verdad pensar que tengo la razón, que ya me encuentro bien; que no hay necesidad de cambiar algo, que ya lo he comprendido todo; que con mi mente abarco suficientemente cuanto veo y cuanto vivo. Y, sin embargo, ¡qué lejos estoy de la verdad! Pero no lo veo y quizá incluso ni lo creo. Tan dentro en mí, tan profundo en mí me encuentro; y al mismo tiempo tan afuera. Pues si estuviese verdaderamente dentro, algo distinto me hablaría y  no sería mi voz sino la de alguien más.
Si yo aprendiera este arte, incluso un suspiro me hablaría tanto... Pero es que a veces ni los gritos o los llantos me interpelan. Ni la palabra de los pobres, ni la palabra de los santos, ni la palabra de Dios. Y aun ahora me cuesta pensar que todavía deba escuchar más. ¿No soy ya lo suficientemente bueno? Quizás no. Tal vez no, Señor. Al menos tal vez…
Si abriese un poco los ojos, si agudizase un poco más mi oído, alcanzaría a percibir algo más grande aún por alcanzar. Pero la decisión es mía. El recorrido es nuestro. El don ya está ofrecido por tu gracia. Ahora es necesario el receptor.
"Escucha Israel". "Escucha".
Ellos no sabían dialogar, no sabían dialogar con Dios, porque no sabían orar y escuchar la voz del Señor, y no sabían hablar con los demás. Solamente interpretaban como era la ley para hacerla más precisa, y estaban cerrados a los signos de Dios en la historia, se cerraron a su pueblo. Estaban cerrados y la falta de diálogo, y el cierre del corazón, les llevó a no obedecer a Dios. Este es el drama de estos doctores de Israel, de estos teólogos del pueblo de Dios: no sabían escuchar, no sabían dialogar. El diálogo se hace con Dios y con los demás.

(Homilía de S.S. Francisco, 16 de abril de 2015, en santa Marta).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Escucharé con atención a las personas.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.
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