viernes, 16 de marzo de 2018

CÓMO SE PERFECCIONA UN EXORCISTA PARA ENFRENTAR AL DIABLO?


¿Cómo se “perfecciona” un exorcista para enfrentar al diablo?
POR DAVID RAMOS | ACI Prensa
Foto: Pixabay / Dominio público.





“Se podría decir, en líneas generales, que sí, que se necesitaría un mayor número de exorcistas para atender los casos que se presentan, pero sobre todo que se necesita una mejor capacitación”. Así lo asegura el P. Pedro Barrajón, Director del Instituto Sacerdos, que organiza un curso especial para capacitar a exorcistas en Roma, Italia.

En declaraciones a ACI Prensa este 15 de marzo, el P. Barrajón es claro: “no importa solo el número sino la calidad de las personas”.

Por lo “especial y delicado” de este ministerio, señala, se requiere que el exorcista tenga “una preparación sólida”.

El Instituto Sacerdos, del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma, organiza del 16 al 21 abril de 2018 su 13° Curso de Exorcismo y de Oración de Liberación.

El presbítero español indica que “un grupo de sacerdotes, hace ya más de diez años, nos pidió tratar el tema del exorcismo y la oración de liberación. Ellos encontraban en su ministerio casos pastorales a los que no sabían muy bien qué solución dar, pues habían recibido poca formación al respecto en seminarios y en las facultades de teología”.

“Y es cierto que durante bastante tiempo este tema se dejó más bien a la práctica pastoral, pero no había demasiada profundización teológica”.


El también doctor en teología por la Pontificia Universidad Gregoriana, asegura que en el curso para exorcistas “tratamos de ofrecer un programa serio, bien estructurado, con buena fundamentación bíblica, teológica, pastoral, canónica y en las ciencias humanas. El curso fue muy acogido desde el inicio”.

El perfil de un exorcista

El P. Barrajón destaca que la labor de un exorcista, asignada por un obispo a uno de sus sacerdotes, requiere de “hombres de Dios, prudentes, con fortaleza de espíritu, de profunda oración, de sana y sólida formación teológica y espiritual”.

Estos sacerdotes, precisa, deben ser “obedientes a la Iglesia y a los pastores, que no crean que el poder contra el diablo viene de ellos mismos”.

Por el contrario, advierte, tienen que estar conscientes de que “es Cristo Salvador quien es capaz de vencer al príncipe de este mundo”.

Teología, liturgia, psicología y culturas

El sacerdote español indica que el curso organizado por el Instituto Sacerdos se enfoca en “las bases teológicas sobre la existencia y naturaleza de las creaturas puramente espirituales que son los ángeles y, más en concreto de los ángeles caídos, los demonios”.

También, precisa “es muy necesaria también la formación litúrgica”, pues “no hay que olvidar que el exorcismo es un sacramental”.

“Y, además, es necesaria la formación canónica, elementos de psicología que permiten distinguir una enfermedad mental de verdadera acción diabólica, comprender cuáles son los criterios de discernimiento para poder juzgar si se trata verdaderamente de un caso de posesión”.

“Se da un panorama de la práctica del exorcismo en diversos continentes y culturas, se exponen los elementos que ayuden a la vida espiritual de quien se dedique a este ministerio y a los laicos que apoyan con la oración, etc.”, explica.

Entre los varios ponentes del curso figuran Mons. Luigi Negri, Obispo Emérito de Ferrara (Italia); Mons. Rafael Martinelli, Obispo de Frascati (Italia); el sacerdote exorcista César Truqui; y la psicóloga Anna Maria Giannini.

El P. Barrajón precisa luego que si bien el curso “está dirigido principalmente a sacerdotes que quieren tener una formación en este ámbito”, pueden participar “también laicos que tengan un serio interés científico o pastoral en el tema”.

“Para ellos se requiere una carta de su obispo”, explica.

Para saber más sobre el 13° Curso de Exorcismo y de Oración de Liberación del Instituto Sacerdos, puede entrar AQUÍ.

QUE EL SEÑOR SANTIFIQUE NUESTRA VOLUNTAD


Que el Señor santifique nuestra voluntad
Viernes cuarta semana de Cuaresma. Aceptar plenamente el camino, el designio de Dios sobre nuestra vida.


Por: P. Cipriano Sánchez | Fuente: Catholic.net 




Jn 7, 1-2; 10, 25-30

"Jesucristo -nos dice el Evangelio-, no es capturado porque todavía no había llegado su hora”. Es éste uno de los temas que más recurren en San Juan: la hora de Cristo como el momento de la redención, como el momento en el cual Él va a librarnos a todos de nuestros pecados. La hora de Cristo es una hora que no es suya, no está impuesta por Él, sino que es la hora que el Padre le ha impuesto, y mientras no llegue ese momento, Jesucristo va a vivir, por así decir, libre de sus enemigos; pero en el momento que esa hora llegue, Jesucristo va a ser entregado a sus enemigos.

Esto nos podría parecer una especie de determinismo o de falta de libertad, cuando realmente es un sumergirse en la orientación de nuestra libertad a la adhesión total a Dios. En el caso de Cristo, el hecho de tener que obedecer a Dios va a significar, en ese momento concreto, escaparse de sus enemigos: "Todavía no había llegado su hora". Sin embargo, sabremos que después, cuando llegue su hora, Jesucristo será entregado. Es lo que Jesús dice a los soldados que van a aprenderlo en el Huerto de los Olivos: "Ésta es vuestra hora y la del Príncipe de las Tinieblas".

Es una disposición interior que nosotros tenemos que llegar a tomar: la disposición interior de llegar a aceptar la hora de Dios sobre nuestra vida. Es decir, aceptar plenamente el camino, el designio de Dios sobre nuestra vida, lo cual requiere nuestra capacidad de purificar nuestra voluntad, nuestra capacidad de decir a nuestra voluntad que no es ella la que tiene que mandar, sino que es Dios nuestro Señor quien lo tiene que hacer.

Podríamos decir que es la vida la que nos va guiando, porque aunque nosotros podemos planear unas cosas u otras, a la hora de la hora, es la vida la que nos va diciendo por dónde tenemos que ir. Nosotros podríamos tener planes, pero cuántas veces esos planes se rompen, se quebrantan precisamente cuando nosotros pensaríamos que más falta nos hace que no se quebrantasen. Este aspecto de nuestra vida requiere que nosotros aprendamos a encontrar y aceptar, en nuestra voluntad, lo que Dios nos pide, y no como quien se resigna, sino como quien libremente se ofrece a Dios. La libertad y la voluntad son elementos que tienen que conectarnos con Dios.

El libro de la Sabiduría habla de "lo que los malvados dicen entre sí y discurren equivocadamente". Nos dice todos los planes que tienen contra el hombre justo, cómo están dispuestos a atacarlo, cómo están dispuestos a romperlo, cómo están dispuestos a matarlo: "Condenémoslo a muerte ignominiosa, porque dice que hay quien mire por él". Y termina diciendo: "Así discurren los malvados, pero se engañan; su malicia los ciega. No conocen los ocultos designios de Dios, no esperan el premio de la virtud, ni creen en la recompensa de una vida intachable".

No nos dice nada de que al justo se le vaya a librar de todos esos planes de los malvados, simplemente nos dice que estos hombres no conocen lo que Dios espera oír de ellos.

Nos podríamos preguntar: ¿Y el justo que tiene que enfrentarse con esa injusticia de parte de los malvados? ¿Y el justo que tiene que sufrir todo lo que ellos dicen? Este aspecto llama a nuestra voluntad a hacerse una pregunta: ¿Realmente mi voluntad está puesta en Dios, independientemente del «entrecruzarse» de las libertades humanas, de los ambientes, de las situaciones que nos acaecen? ¿Nuestra libertad, cada vez que se da cuenta de que Dios llega a la vida, ha aprendido a abrirse de tal manera al Señor que, en todo momento, acepte y se abrace libremente a ese misterio que es la presencia de Dios en nuestras vidas?

Quizá ése es el punto más difícil de llegar a entender. Podemos entender el abrazarnos a determinadas situaciones positivas, incluso algunas negativas, pero es difícil cuando el alma siente la impotencia, cuando sentimos que el alma se nos rompe o que nuestra voluntad no termina de obedecernos, no termina de ubicarnos y orientarnos hacia donde tendríamos nosotros que ir.

Es precisamente este designio el que tendríamos que controlar, y para lograrlo es necesario ver en qué lugar nuestra voluntad no está plenamente orientada hacia Dios.

Sabemos que no es fácil orientar en todo momento la voluntad hacia Dios, porque basta que algo no salga como nosotros querríamos y de nuevo volvemos a ser retados, y de nuevo nuestra voluntad vuelve a ser puesta en cuestionamiento para ver qué vamos a hacer con ella.

El camino de purificación de nuestra voluntad y de nuestra libertad es la constante sumisión libre a Dios; el constante abrazarnos al modo concreto en el cual Dios se nos va presentando en nuestra vida."Salva el Señor la vida de sus siervos; no morirán quienes en él esperan".

En el fondo, la purificación de nuestra voluntad tiene este objetivo: esperar en Dios, aunque pueda parecer que alrededor están las cosas muy difíciles; aunque pueda parecer que todo alrededor es obscuridad, es dificultad. "Muchas tribulaciones para el justo, pero de todas ellas Dios lo libra".

Hay veces que nuestra inteligencia no ve más arriba, no sabe por dónde llevarnos y puede arrastrar a nuestra voluntad y alejarla de Dios. Nuestra voluntad, aun en medio de las dificultades, de las tribulaciones y de las pruebas, tiene que ser capaz de entender que solamente quien se abraza a Dios puede llegar a estar cerca de Él. "El Señor no está lejos de sus fieles". La fidelidad es obra de nuestra voluntad purificada, puesta totalmente en manos de Dios nuestro Señor.

Que en este camino de Cuaresma aprendamos a descubrir esta purificación de nuestra voluntad. Cada uno en su ambiente, en su lugar, con sus circunstancias. Una purificación de la voluntad que supone el constante exigirse y llamarse a sí mismo al orden, para ver si en todo momento estamos viviendo según la hora de Dios o estamos viviendo según nuestra hora; según la voluntad de Dios o según nuestra voluntad.

Dejemos que el Señor santifique nuestra voluntad, de tal manera que podamos adherirnos a Él, que podamos ponernos totalmente en Él en este camino de conversión que es la Cuaresma, que reclama no solamente una serie de obras de penitencia interior, sino que reclama, sobre todo, la reestructuración y la reeducación de nuestra vida hacia Dios.

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 16 MARZO 2018


Lecturas de hoy Viernes de la 4ª semana de Cuaresma
Hoy, viernes, 16 de marzo de 2018



Primera lectura
Lectura del libro de la Sabiduría (2,1a.12-22):

SE decían los impíos, razonando equivocadamente:
«Acechemos al justo, que nos resulta fastidioso:
se opone a nuestro modo de actuar,
nos reprocha las faltas contra la ley
y nos reprende contra la educación recibida;
presume de conocer a Dios
y se llama a sí mismo hijo de Dios.
Es un reproche contra nuestros criterios,
su sola presencia nos resulta insoportable.
Lleva una vida distinta de todos los demás
y va por caminos diferentes.
Nos considera moneda falsa
y nos esquiva como a impuros.
Proclama dichoso el destino de los justos,
y presume de tener por padre a Dios.
Veamos si es verdad Jo que dice,
comprobando cómo es su muerte.
Si el justo es hijo de Dios, él lo auxiliará
y lo librará de las manos de sus enemigos.
Lo someteremos a ultrajes y torturas,
para conocer su temple y comprobar su resistencia.
Lo condenaremos a muerte ignominiosa,
pues, según dice, Dios lo salvará».
Así discurren, pero se equivocan,
pues los ciega su maldad.
Desconocen los misterios de Dios,
no esperan el premio de la santidad,
ni creen en la recompensa de una vida intachable.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 33,17-18.19-20,21.23

R/. El Señor está cerca de los atribulados

V/. El Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R/.

V/. El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor. R/.

V/. Él cuida de todos sus huesos,
y ni uno solo se quebrará.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R/.

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Lectura del santo evangelio según san Juan (7,1-2.10.25-30):

EN aquel tiempo, recorría Jesús Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Tiendas.
Una vez que sus hermanos se hubieron marchado a la fiesta, entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas.
Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron:
«¿No es este el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que este es el Mesías? Pero este sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene».
Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó:
«A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino que el Verdadero es el que me envía; a ese vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado».
Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy viernes, 16 de marzo de 2018
Eguione Nogueira, cmf



¡Hermanas y hermanos! ¡Paz y bien!

Transponer las apariencias y llegar a conocer la verdadera realidad de las personas es tarea nada fácil. Cuando nos dejamos arrastrar por informaciones falsas e incompletas, las conocidas fake news, prejuicios y malentendidos acerca de alguien, estamos poniendo obstáculos al conocimiento de una persona. Esto fue lo que ha pasado con algunos contemporáneos de Jesús. “¿No es este el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que este es el Mesías? Pero este sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene” (Jn 7,25-27). Cerrados en sus planteamientos religiosos no pudieron abrirse a la novedad que Jesús trajo a su pueblo.

A nosotros también puede nos pasar lo mismo: acostumbrados a la imagen que hemos construido de Jesús a lo largo de nuestra vida, podemos caer en la tentación de profesar la fe con los labios, pero no con la vida. La cuaresma es tiempo de superar las imágenes falsas de Jesús que nos satisfacen, pero impiden la verdadera conversión. No es Él quien tiene que convertirse a nuestras expectativas, somos nosotros los que tenemos que configurar nuestra existencia a su vida, a sus palabras y acciones.

Nos acercamos cada vez más al misterio del Calvario. Hay que tener cuidado para que las celebraciones y expresiones de religiosidad de la Semana Santa que nos recuerdan el sufrimiento de Jesús en su pasión y cruz no sean apenas la conmoción de un recuerdo que nada tiene que ver con nuestro tiempo. Si no nos conmueve el drama de la crisis de los refugiados e inmigrantes que intentan salvar sus vidas a cualquier precio, incluso arriesgando la propia vida, si no nos conmueve la violencia que siega la vida de tantos jóvenes, si no nos conmueve la violencia contra las mujeres, si no nos conmueve la soledad de tantos ancianos abandonados, si no nos conmueve el hambre de tantos niños… es señal que no creemos lo que rezamos en el salmo 33 de la liturgia de hoy: “El Señor está cerca de los atribulados”.

El Señor está cerca de todas estas realidades de sufrimiento y el misterio de su Pasión y Muerte nos revela que Él mismo se identifica con todas estas víctimas. Pidamos al Señor que nos conceda un corazón sensible, que sea capaz de contemplar lo que celebraremos en la Semana Santa mucho más que un recuerdo, que nos ayude a ser verdaderamente compasivos con el sufrimiento de tantas personas que padecen al nuestro alrededor y a confiar que la justicia de Dios, que es mayor que iniquidad de los hombres, sea nuestra bandera por un mundo mejor.

Vuestro hermano en la fe,
Eguione Nogueira, cmf
eguionecmf@gmail.com

PAPA FRANCISCO: ESTAS SON LAS DOS CARACTERÍSTICAS DE LA ORACIÓN CRISTIANA


Estas son las dos características de la oración cristiana, según el Papa
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media




El Papa Francisco afirmó, durante la Misa celebrada este jueves 15 de marzo en la Casa Santa Marta, en el Vaticano, que las dos características principales de la oración cristiana son la valentía y la esperanza.

En su homilía, el Santo Padre destacó que también la libertad es otro rasgo importante de la oración de los hijos de Dios. Así lo indicó a partir de la primera lectura del día, del Libro del Éxodo, en la que se describe una conversación entre Moisés y Dios sobre la apostasía del pueblo de Israel.

Moisés trata de interceder ante Dios por su pueblo, que “abandonó la gloria del Dios vivo para adorar a un becerro de oro”. Moisés ora ante Dios “sin vender su conciencia. Y esto le gusta a Dios. Cuando Dios ve un alma, una persona que reza y reza y reza por cualquier cosa, Él se conmueve”.

La actitud de Moisés es de sinceridad, “nada de tangentes. Yo estoy con el pueblo. Y estoy contigo. Esta es la oración de intercesión: una oración que argumenta, que tiene la valentía de decir a la cara al Señor que es paciente”.

“En la oración de intercesión es necesaria la paciencia: nosotros no podemos prometer a alguien que rezaremos por él y luego terminar la cosa con un Padre Nuestro y un Avemaría y adelante. No. Si tú dices que vas a rezar por otro, debes avanzar por este camino. Se necesita paciencia”.

El Papa insistió: “Para la oración de intercesión se necesitan dos cosas: valentía y paciencia. Si yo quiero que el Señor escuche aquello que le pido, debo avanzar, avanzar y avanzar, llamar a la puerta, y llamar al corazón de Dios. ¡Pero porque mi corazón se encuentra comprometido con ello! Si mi corazón no se compromete con esa necesidad, con aquella persona por la que debo rezar, no seré capaz ni de la valentía ni de la paciencia”.

El Santo Padre finalizó la homilía pidiendo “que el Señor nos conceda esta gracia. La gracia de rezar delante de Dios con libertad, como hijos. De rezar con insistencia, de rezar con paciencia. Pero, sobre todo, de rezar sabiendo que hablo con mi Padre, y mi Padre me escuchará”.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 16 MARZO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
16 de marzo



Perdonar quiere decir olvidar, no guardar rencor, ni aun memoria de las ofensas recibidas.

En cristiano perdonar quiere decir algo más: no sólo no desear el mal a los que nos han ofendido o molestan, sino desearles positivamente el bien, pedir por ellos; no llegar a esto sería no perdonar de corazón, no cumplir el mandato del Señor.

Cuando reces el Padrenuestro, no dejes de poner tu atención en aquella petición: "Perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden". No permitas que la oración del Padrenuestro llegue a ser tu sentencia de condenación.


* P. Alfonso Milagro

BIENVENIDOS




jueves, 15 de marzo de 2018

IMÁGENES DEL FELIZ DÍA DEL PADRE









ORACIÓN POR LAS VOCACIONES SACERDOTALES Y RELIGIOSAS


ORACIÓN POR LAS VOCACIONES 
SACERDOTALES Y RELIGIOSAS
Foto: Congregación Oblatos de San José - Provincia del Perú




SEÑOR JESÚS,
te pedimos que envíes a tu pueblo
los servidores que necesita.
Escoge de nuestras parroquias,
de nuestros hogares,
de nuestras escuelas y universidades
una abundante cosecha
de ardientes apóstoles para tu Reino:
sacerdotes, religiosos, religiosas,
diáconos, misioneros y
apóstoles seglares;
y haz que los llamados por Ti
nunca pierdan conciencia de la
grandeza y necesidad de su vocación.

¡Oh!, Virgen María,
Madre de la Iglesia,
enseña a decir a todos los llamados
por el Señor,
un sí con alegría,
como el que tú dijiste en la Anunciación.


Amén.

SENCILLEZ


Sencillez




Del pensador Edgar Fauré es el siguiente dicho, que ojalá, se pusiera en un lugar bien visible en esas empresas o instituciones en las que los de arriba tienen "complejo de dios".

"No es suficiente combatir la ignorancia de los ignorantes. Es preciso también y en primer lugar, combatir la ignorancia de los que saben muchas cosas, y en especial de los que creen saberlo todo".

Frase muy apropiada para tantos que se creen intocables por sus títulos, por un cargo o por su experiencia en un puesto.

Personas arrogantes, con un ego faraónico y que, como canta Alberto Cortez, se creen "pluscuanperfectos sobre todos los demás".

Personas que se hacen odiosas y al final acaban siempre mal. Víctimas de su soberbia y su intransigencia.

Cuanta falta les hace aprender de líderes que se hacen querer y que logran lo mejor con el encanto de su sencillez.

Si tú estás en un pedestal con "complejo de dios", lee la Biblia y haz un curso intensivo de humildad antes de caer.

Recuerda que ante "Dios hay muchos últimos que serán primeros y hay muchos primeros que serán últimos".

AYÚDAME, SEÑOR, A TRANQUILIZARME


Ayúdame, Señor, a tranquilizarme




La paz y la serenidad son valores importantes que debes cuidar con
diligencia. Con la ayuda del Señor, no te dejes perturbar por pequeñeces que debes despreciar y olvidar. Desde que te levantes elige conscientemente estar sereno y tranquilo. La persistente interiorización de estos valores producirá sus frutos.

*Suaviza, Señor, los latidos de mi corazón, apacigua mi mente. Tranquiliza mi paso apresurado dándome una visión de la eterna trascendencia de mi tiempo. Dame, en medio de la confusión del día, la calma de las colinas eternas. Afloja las tensiones de mis nervios y músculos con la música del canto de los arroyos que viven en mi memoria. Ayúdame a conocer el poder mágico y restaurador del sueño. 

Enséñame el arte de tomarme vacaciones instantáneas, deteniéndome a mirar una flor, charlar con un amigo, leer unas líneas de un buen libro. Dame calma, Señor, e inspírame para hacer que mis raíces penetren profundamente en el suelo de los valores perdurables de la vida y así pueda crecer hacia las estrellas de mis más altas aspiraciones.

 *Defiende y cultiva la paz en tu corazón, porque es el clima indispensable para crecer en plenitud en todas las dimensiones de tu vida. Vigila cuanto entra en tu corazón para que no se infiltre en él el polvo de la ansiedad, el ácido de la irritación, o el veneno del odio. Gozar de la paz profunda del alma merece estar en permanente alerta.



 P. Natalio.

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 15 MARZO 2018


Lecturas de hoy Jueves de la 4ª semana de Cuaresma
, jueves, 15 de marzo de 2018



Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo (32,7-14):

EN aquellos días, el Señor dijo a Moisés:
«Anda, baja de la montaña, que se ha pervertido tu pueblo, el que tú sacaste de Egipto. Pronto se han desviado del camino que yo les había señalado. Se han hecho un becerro de metal, se postran ante él, le ofrecen sacrificios y proclaman: “Este es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto”».
Y el Señor añadió a Moisés:
«Veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz. Por eso, déjame: mi ira se va a encender contra ellos hasta consumirlos. Y de ti haré un gran pueblo».
Entonces Moisés suplicó al Señor, su Dios:
«¿Por qué, Señor, se va a encender tu ira contra tu pueblo, que tú sacaste de Egipto, con gran poder y mano robusta? ¿Por qué han de decir los egipcios: “Con mala intención los sacó, para hacerlos morir en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra”? Aleja el incendio de tu ira, arrepiéntete de la amenaza contra tu pueblo. Acuérdate de tus siervos, Abrahán, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo: “Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo, y toda esta tierra de que he hablado se la daré a vuestra descendencia para que la posea por siempre”».
Entonces se arrepintió el Señor de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 105,19-20.21-22.23

R/. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo

V/. En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba. R/.

V/. Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en la tierra de Cam,
portentos junto al mar Rojo. R/.

V/. Dios hablaba ya de aniquilarlos;
pero Moisés, su elegido,
se puso en la brecha frente a él,
para apartar su cólera del exterminio. R/.

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Lectura del santo evangelio según san Juan (5,31-47):

EN aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:
«Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es verdadero el testimonio que da de mí.
Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio en favor de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz.
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado.
Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis escuchado su voz, ni visto su rostro, y su palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no lo creéis.
Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida! No recibo gloria de los hombres; además, os conozco y sé que el amor de Dios no está en vosotros.
Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ese sí lo recibiréis.
¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?».

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy jueves, 15 de marzo de 2018
Eguione Nogueira, cmf


¡Hermanas y hermanos! ¡Paz y bien!

En la primera lectura de hoy aparece el tema de infidelidad del hombre y la misericordia de Dios: dado que Moisés había desaparecido y Dios parecía encerrado en su silencio, Aarón decidió adoptar una medida “pastoral”, es decir, empleó los medios más adaptados a la mentalidad del pueblo que acababa de huir de Egipto con el fin de mantener su experiencia religiosa a través del culto al becerro de oro (Ex 32). En otras palabras, el pueblo recurrió a la idolatría, a un hecho extraño a la Alianza y destituyó al Dios que les había sacado de Egipto de su puesto. La fe verdadera no admite rebajas, tampoco adaptaciones que causan ilusiones y satisfacen nuestros deseos inmediatos, pero sin más. Dios, que se desborda de amor por nosotros nos quiere totalmente para Él.

Por eso, ante el desvío del pueblo hebreo en sus andanzas por el desierto hacia la tierra prometida, sobresale la misericordia de Dios que oye la petición de Moisés y se compadece de su pueblo, aunque sea un pueblo de dura cerviz. Él sabe de nuestras infidelidades, de nuestras debilidades, de nuestras incoherencias, pero no desiste de nosotros. En la travesía por el desierto, el pueblo sintió carencias, incluso religiosas. En este momento, cuando Moisés está ausente y Dios en aparente silencio, es que la tentación en buscar otros dioses, ídolos que pudieran responder a las necesidades inmediatas, aparecen con más fuerza.

Esto también puede pasar con nosotros: ¿Cuántos hermanos se desvían del camino de la fe y pasan a adorar otros dioses simplemente porque en sus oraciones no fueron satisfechas sus necesidades o porque consideraron que Dios no quiso hacer su voluntad? Pero esto también puede pasar con nosotros. En cierta medida, todos llevamos en nosotros, aunque escondido, nuestros “becerros de oro”. El becerro de oro puede ser cualquier cosa o persona que nos hace prescindir de Dios, nos aleja de Él y nos impide de ser agraciados por su misericordia: el poder, el honor, la riqueza, el consumo... Ídolo es todo lo que esclaviza en nombre de la libertad y nos aleja de Dios.

El camino cuaresmal es propicio para que volvamos nuestra mirada detenida en nuestra vida y reconozcamos los “becerros de oro” que hemos construido en nuestra vida a lo largo del último año. Reconocerlos y destruirlos es una actitud difícil, pero necesaria para que volvamos nuestros ojos al único que puede darnos la libertad y la vida: Jesucristo.

Vuestro hermano en la fe,
Eguione Nogueira, cmf
eguionecmf@gmail.com

STEPHEN HAWKING Y LA IGLESIA CATÓLICA: 5 COSAS QUE NO SABÍAS


Stephen Hawking y la Iglesia Católica: 5 cosas que no sabías
Redacción ACI Prensa





El famoso astrofísico Stephen Hawking falleció el 14 de marzo a la edad de 76 años. En medio de su declarado ateísmo y pese a que negó la existencia de Dios, presentamos ahora algunos aspectos que lo relacionaron con la fe católica.

1.- La fe de su ex esposa en Dios salvó su vida

“¡Por favor, Señor, que Stephen esté vivo!”, fue la plegaria que Jane Wilde hizo en 1985, cuando le dijeron por teléfono que su entonces esposo, el famoso científico Stephen Hawking, debía ser desconectado del respirador tras quedar en coma por una neumonía.

Jane recuerda este episodio en su libro “Hacia el infinito”, donde cuenta que se aferró a Dios como tantas otras veces “para resistir y mantener la esperanza” frente al ateísmo ferviente de su esposo que despreciaba y se burlaba de sus “supersticiones religiosas”, porque “la única diosa de Stephen Hawking es y siempre fue la Física”.

Wilde recordó que los médicos suizos le dieron a entender que no había nada que hacer, y que si ella lo autorizaba desconectarían el respirador artificial para dejarlo morir con el mínimo dolor posible.

“Desconectar el respirador era impensable. ¡Qué final más ignominioso para una lucha tan heroica por la vida! ¡Qué negación de todo por lo que también yo había luchado! Mi respuesta fue rápida: Stephen debe vivir”, afirmó.

Los médicos realizaron una traqueotomía que salvó la vida del científico pero también lo dejó sin habla, obligándolo a comunicarse con la voz robótica de su sintetizador.


2.- Era miembro de la Pontificia Academia para las Ciencias

A finales de noviembre de 2016, Hawking llegó al Vaticano para dar una conferencia sobre el origen del universo, motivando varios cuestionamientos a la presencia del declarado ateo en el corazón de la Iglesia Católica.

El hecho no fue nada extraordinario, ya que desde hacía algún tiempo el astrofísico era miembro de la Pontificia Academia para las Ciencias, en la que participan 80 de los científicos más brillantes del mundo, y estaba en el Vaticano para su encuentro anual.

La religión no es un criterio de membresía en la Pontificia Academia de las Ciencias. El presidente de la institución, Werner Arber, Premio Nobel de Medicina de 1978, es protestante. También figuran entre sus miembros creyentes de otras religiones.

Esta política de membresía abierta existe porque la Pontificia Academia de las Ciencias está concebida como un lugar donde la ciencia y la fe puedan encontrarse y discutir. No es un foro confesional, sino un lugar donde es posible tener una discusión abierta y examinar los futuros avances científicos.

3.- ¿Su ateísmo estaba basado en la ciencia?

El canciller de la Pontificia Academia para las Ciencias, Mons. Marcelo Sánchez Sorondo, recordó que le preguntó a Hawking si había llegado a la conclusión que Dios no existe como científico o sobre la base de su experiencia de vida.

A la pregunta, explicó el Prelado, “Hawking tuvo que reconocer que su afirmación no tenía nada que ver con la ciencia”.

Mons. Sánchez Sorondo dijo además que “el científico descubre cosas que no había puesto ahí. Cuestionarse quién puso esas cosas ahí es un asunto teológico. El científico solo las descubre, el creyente ve en ellas la presencia de Dios”.

4.- Reconoció que un sacerdote es el padre de la teoría del Big Bang

Durante su conferencia en el Vaticano en noviembre de 2016, Stephen Hawking rindió homenaje al P. Georges Lemaitre, Presidente de la Pontificia Academia de las Ciencias entre 1960 y 1966.

Hawking dijo que el sacerdote belga era el verdadero padre de la “Teoría del Big Bang” y no el físico George Gamow.

“Georges Lemaitre fue el primero que propuso un modelo según el cual el universo tenía un principio muy denso. Él, y no George Gamow, es el padre del Big Bang”, dijo.

5.- Se encontró con cuatro Papas

En el marco de su visita al Vaticano en 2016, Stephen Hawking fue recibido por el Papa Francisco, años atrás se encontró también con el Papa Emérito Benedicto XVI.

El astrofísico tuvo ocasión de conocer a San Juan Pablo y al Beato Pablo VI.

TODOS VALEN PARA CATEQUISTAS?


¿Todos valen para catequistas?
Nunca debemos olvidar que el/la catequista es una persona vocacionada, es decir, llamada por Dios


Por: P. Francisco Javier Domínguez | Fuente: adelantelafe.com 




LA CATEQUESIS TIENE QUE SER UN CAMINO HACIA LA SANTIDAD

Requisitos imprescindibles para poder ser catequista: Estar confirmado, asistir a la Santa Misa Dominical, Confesión frecuente, ir a la formación de catequistas y vida de intimidad con Dios y su Sagrada Escritura.

Nunca debemos olvidar que el/la catequista es una persona vocacionada, es decir, llamada por Dios para una misión concreta y muy importante dentro de la Iglesia, en la que ponemos mucha  carne en el asador. Nadie piense, que ser catequista es un hobbie, una distracción… La vocación es algo muy serio, donde está en juego nuestra felicidad y la de los demás. Y sobre todo el que las almas redescubran a Dios en su corazón.

Es muy importante que el/la catequista antes de comenzar la catequesis tenga un ratito de oración, donde en  la presencia de Dios le pida fuerzas al Espíritu Santo para que sea Él el que realmente actúe en nosotros.

Cuando se comienza la catequesis todos juntos nos ponemos en la presencia de Dios: En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Es recomendable que se recuerde que allí donde dos o más se reúnen en nombre de Dios allí está Él en medio de ellos. El tener un Crucifijo, una vela encendida  y la fotografía de Jesucristo y la Virgen María ayuda muchísimo a estar en la presencia de Dios.
La catequesis debe estar preparada por el/la catequista con antelación, no llegar a lo que surja. La catequesis hay que trabajarla y prepararla.

La catequesis no es solo tener un tema actual que debatir, ni tampoco es un gabinete psicológico de deshago, ni puede ser solo un  rato de juego con los niños. La tarea del/de la catequista es dar a conocer a Jesucristo, a la Iglesia y sus grupos e instituciones, la Sagrada Escritura, los sacramentos, los santos, la piedad… Todo esto si se prepara bien hace que las personas que  reciban la catequesis vayan amando a Dios con más intensidad, reconocen a la Iglesia como una madre…Una catequesis tiene que tener como centro a Jesucristo.

En las catequesis las personas deben ir amando cada vez más la Eucaristía, la confesión, la oración, la intimidad con Dios… Pero para poder dar a conocer esto, el/la catequista debe vivirlo. Nadie da de lo que no tiene. Si un/una catequista no tiene su corazón en Dios, en los sacramentos, en la Iglesia ¿Qué le está dando a los demás? Muchas cosas, pero no a Dios.

Toda catequesis debe comenzar o terminar en el Sagrario, allí donde está nuestro Señor Jesucristo. La presencia viva de Jesús va transformando a las almas que se acercan a El. Por eso, si pretendemos que Jesucristo sea amado por todos, tenemos que llevarlos a Él. Y allí en el Sagrario rezar alguna oración  vocal, hacer peticiones, hablar con en el Señor, un ratito de silencio..

En cada catequesis se debe leer el Evangelio del día correspondiente o el del Domingo siguiente al día de la catequesis. Leerlo con profundidad y extraer una palabra que nos ilumine, que nos de fuerza, que nos recuerde todo el Evangelio. ¿Señor que me pides, que necesitas de mi?

El/La catequista tiene que ser con su vida testimonio de Jesucristo, ya que es referente para las personas a las que regala su tiempo para dar a conocer a Jesucristo. La mejor catequesis, nunca lo olvidemos, es nuestra propia vida cuando transparenta a Cristo. Nuestra vida tiene que ser luz y sal para los demás, un nuevo sabor en medio de este mundo.

En las catequesis se deben aprender las oraciones que la tradición cristiana nos ha ido transmitiendo: Padre Nuestro, Ave María, Gloria, Yo Confieso, Credo… Así como inculcar una devoción fuerte al Ángel de la Guarda, el Santo Rosario, Via-Crucis… El fervor en el corazón es muy importante para vivir una verdadera vida cristiana.

Es muy importante que el/la catequista rece por los componentes de su grupo y sus familiares, para que el Señor los vaya iluminando en la búsqueda de Dios.

Siempre, siempre misericordia unos con otros, mucho respeto y dispuestos a acoger  los distintos dones que Dios ha puesto en cada uno. Se trata de aceptar esos dones, valorarlos, acogerlos… Confiar en las personas, porque en cada una hay una pequeña ventana por donde Dios entra y es capaz de transformarlo todo en Verdadero Amor.

MARÍA DE BETANIA SIGUIÓ A CRISTO POR AMOR


María de Betania siguió a Cristo por amor
Jueves cuarta semana de Cuaresma. Jesús, cuando ve un alma generosa no la deja en buenos deseos sino que la une a Él.


Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net 




Reflexionaremos en el gesto que tiene María de Betania con Jesucristo nuestro Señor cuando ella unge a Jesús, según narra San Juan. Este Evangelio, en el que María realiza la unción de Jesús, nos habla de una mujer que ha puesto totalmente, sin reticencias de ningún tipo y con mucha firmeza, su corazón en Jesucristo. Lo que la lleva a dar testimonio público de agradecimiento para nuestro Señor.

Esta mujer se presenta ante el mundo como fiel seguidora de Jesucristo. Es un gesto de amor, de gratitud, pero que en el fondo, es un gesto profundo de compromiso; porque la unción compromete a María a estar cada vez más cerca de Cristo.

¿Cuáles son los detalles que María de Betania muestra? Delante de todos, toma una libra de perfume de nardo puro, muy caro, unge los pies de Cristo y los seca con sus cabellos. No mide su gratitud con Aquél que es objeto de su amor. Es alguien que está convencida del bien que Cristo ha hecho en su vida, porque Cristo ha hecho un cambio profundo en ella. Detrás de todo está la sensibilidad profunda que la lleva a no medir su gratitud.

El gesto de la mujer, que es el gesto de una profunda gratitud, es el fruto de un corazón comprometido, que no sólo quiere recibir, sino dar agradecimiento. Esta dimensión cambia totalmente el gesto, porque hace de un gesto común, un detalle de amor, de donación personal, de compromiso.

Siendo Jesús un hombre discreto, que no gusta de honores, deja que María lo haga, porque Jesús ve en su corazón el compromiso personal que ella tiene con Él. Dice Jesús: “Déjala que lo guarde para el día de mi sepultura”, la estoy uniendo al misterio más grande, que es mi donación personal por la salvación de los hombres. Jesús une ese darse de María de Betania al misterio de su cruz, al gesto de su don personal en la cruz; hace que esa mujer se asocie al don que Él va a dar en la cruz. Jesús llama de esta forma al amor a María de Betania: la llama a seguirlo con decisión hasta la sepultura; hasta compartir con Él el misterio de su pasión.

Así es Jesús. Jesús, cuando ve a un alma generosa no la deja en buenos deseos sino que la une a Él. Esto es lo que el Señor ve en todas las almas a las que llama a un mayor compromiso, a las que pide un paso más de entrega: ve un corazón como el de María de Betania.

“A Mí no siempre me tendréis”. Ésta es la segunda dimensión con la que Jesús mira a María de Betania. La dimensión de una mujer que ha captado que seguir a Cristo es un compromiso exigente, firme, sin remilgos. María quizá no había entendido quién era Cristo, pero había experimentado que seguirlo a Él no puede dejar indiferente su vida, que para seguirlo tiene que transformar hasta las fibras más íntimas de su corazón. Es un implícito acto de adoración a Cristo, de adoración a Alguien que la une a su misterio doloroso, a su misterio de don al hombre, a Alguien que se convierte para ella en una persona.

Cristo es una persona que me ha unido a su misión redentora y que además es mi Señor. Al ser llamados, no nos podemos quedar con el buen deseo de amarlo, tenemos que llegar a la dimensión de que Cristo es el Señor, el Creador Todopoderoso, y que, además, me ha querido unir a su don a la humanidad, al misterio de salvación que es su entrega por cada uno de los hombres.

Si es grande el misterio de su llamada, es más grande el misterio de la respuesta de María, que se entrega en ese momento, se pone a su disposición ante la llamada a hacer del amor a Cristo un amor personal, y hacer de la decisión por Cristo una opción y una decisión eficaz, sin otro límite que el del propio corazón. Esta opción nace de la conciencia profunda de haber hecho la experiencia profunda de Cristo en su alma.

El gesto de María no tendría sentido si no fuera fruto del conocimiento personal de su opción por Cristo. Los gestos debemos llenarlos de sentido. Nuestra opción por Cristo debe tener un sentido en todas partes: en casa, en el apostolado, en la sociedad, porque los mismos gestos tienen diferente contenido, porque es una opción ofrecida a Jesucristo nuestro Señor por amor a Él.

Cada uno de nosotros tiene que ser consciente de que, por el bautismo, es una persona más unida a Cristo, porque en cada gesto, en cada detalle que hace, hay una particular donación de su vida a Jesucristo.

En nuestras vidas hay los mismos gestos, pero el amor es diferente, porque amamos con más profundidad, porque hemos sido unidos más a la sepultura del Señor, a la redención de Cristo, al misterio de la salvación de la humanidad.

Cristo es dado a la humanidad. En cierto sentido, María de Betania, por su experiencia de Cristo, es también dada a Cristo. María es de Cristo porque ha tocado, ha descubierto la dimensión personal del Señor, y para ella ser cristiana no es pertenecer a una religión, sino enamorarse de una persona, tener arraigada en el corazón a una persona. Ser cristiano es seguir a Cristo, es amar a una persona, seguirla y vivir según esa persona. Es un compromiso distinto, sobre todo cuando vemos que el compromiso nace de dos dones: el don de Cristo a mi vida y el don de mi vida a Cristo para la salvación de la humanidad, en mi ambiente, en mi casa, con los míos.

Pidámosle a Jesucristo que la unción en Betania tenga sentido en nuestras vidas, porque de la opción personal por Cristo depende todo lo que hagamos. Debemos ver a María de Betania como la mujer que ve a su Señor, se une a Él, se acerca a Él y lo experimenta personalmente.
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